martes, 21 de diciembre de 2010

Perpendiculares



Me gustan los dias de lluvia.
Existe una complicidad especial entre mi perro y yo.
Se podría decir
que dibujamos cada una de las miradas que compartimos,
escudriñando,
perpendiculares a las miradas que comparte el agua con el suelo.
Él
comprende o parece comprender que
no tengo mayor interés en conocer su mundo,
ni las razones por las que se mueve,
pero agradece
mi esfuerzo por respetar, en mayor o menor medida,
sus costumbres.
Yo
comprendo o parezco comprender que
no tiene mayor interés en conocer mi mundo,
ni las razones por las que se mueve,
pero agradezco su esfuerzo por respetar en mayor o menor medida
sus costumbres.
Me gustan los días de lluvia.
A mi perro también.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Ni un duro nunca

Sentado

en la puerta del trabajo,
una multinacional,
un trabajo sólo por dinero,
tengo un caro capricho:
me gusta comer todos los días
y me gusta beber
y respirar

también me gusta el sexo
aunque por suerte y por el momento,
por respirar y por sexo no pago,
no directamente.

Una vieja

y otra

no tan vieja
se sientan a mi lado
sin mediar palabra,
como obedeciendo al mismo silencio.


Tras cinco minutos que respetó hasta el aire

.

.

.

.

.
la menos vieja

levanta

como si le quemara la piel nuestra presencia,
mirándonos con asco.

La vieja se queda,

con ojos de húmedo vidrio

clavados en el asfalto como semilla vacía,

rezando una y otra vez:


-María nunca me ha pedido dinero,
nunca
María nunca me ha pedido dinero,
nunca
ni un duro
nunca

durante mis otros quince minutos de descanso.
...

...

...

...

...


Una rubia

sale por la puerta,

una rubia
que hizo reconocer al sol

que era él quien iba teñido,

haciendo irrisorio

el resto del absurdo universo.


Kelly,
el joven negro que vende "la farola" junto a la puerta,
y que es quien mas sabe del mundo
sobre el verdadero valor de un euro,
me dice con voz viva:


-No la mires,
demasiado cara.


Y su sonrisa nubló en verdad la voluntad del sol,
debajo de unos enormes ojos tristes.

Yo,
ni puto caso.

-Ni un duro
nunca


...

domingo, 4 de julio de 2010

"Abre, soy yo" le dije al espejo...

Perdí la fe ahogando mi garganta,
que ahora brilla rota a través de mi boca
en chorros de roja luz,
violentos
contra el retrete.

Busqué calor en el bulto, en las formas redondas,
en el sudor que manaba del espejo,
en una voz dentro de una manzana hueca a través del oído,
sempiterna
y en la camarera,
hoy desfigurada en mi cabeza,
sin ojos,
como dibujaba Modigliani a los desconocidos.

Busqué motivos, insuficientes siempre,
brindé por olvidarla en una apología de la idiotez,
llorando por dentro,
me mostré desnudo y se acercaron a observar
curiosos,
aplaudieron
y alguien dejó una moneda de un país que ignoro.

¿En verdad me llevó a casa Lennon en un taxi amarillo?
Lo debí soñar después.
El vestido rojo aún baila delante de mí en la habitación
y me ha visto masturbarme.
Soplaron en mi cara dientes de león unos labios que,
después,
hicieron que muriera de hambre una vez por cada beso que perdí,
retorcido en el suelo.

"Grotesco,
dantesco,
parezco,
detesto,
desconozco
y
pezones"
no acierto a escribir o dibujar sobre la almohada con saliva.

Fue la concha del caracol quien hizo girar mi cabeza en su juego suave
de bailar hasta perder el conocimiento
y más babas.

Vomitar con las bragas bajadas es un gesto precioso
que tampoco supe dibujar.
Lloré con el señor gordo de traje raído y maletín,
cuando se le rompió el tacón de sus zapatos rojos.
Volé de nuevo,
por el suelo
que me encargué de acolchar antes de salir de casa
con el cristal que vuelca desmemorias.
Defraudé a las farolas con mi manera de bailar,
en venganza por brillar desenfocadas
en la diplopía de dos metros por detrás de mi retina,
como únicas estrellas.

Llegué a casa,
que deduzco porque esta habitación la desconozco como la palma de mi mano,
como si de mí mismo se tratara.
Y no me puse a escribir,
decidido a no contar mentiras.


La abrumadora belleza final de Theodora Whiles



Existe un lugar, cerca de otro, pero lejos de cualquiera antes conocido por nadie, donde vivió o aconteció algo que, visto desde fuera por un ojo inexperto, podía haber pasado por vida, una mujer de quien nunca se supo el verdadero nombre, quizá porque nadie supo cómo preguntarlo. Theodora Whiles le llamaban los carteros y los venderores de paraísos que hacían cola en la puerta de su casa, en balde. Ella no sabía de paraísos, ni leer cartas.

Los balones y los pájaros no se atrevían a atravesar la verja oxidada, tejida de historias que ofenderían la imaginación de Julio Verne. Sólo un árbol crecía en el suelo seco, cubierto de hojas muertas y recuerdos muertos, increíblemente sano, lo único de que se podía certificar vida tras los límites de la verja.

Un chino viejo, completamente mellado, que pasaba las horas sentado frente a la televisión china en la tienda de alimentación de su hijo, llevaba dos veces al mes bolsas de papel hasta la puerta de la casa, bolsas medio llenas, medio vacías, medias bolsas, cerradas a cal y canto por un precinto adhesivo de color granate.

martes, 29 de junio de 2010

Universo espeso, hoy no es el día





HOY NO

va a ser

el estúpido día en que creo que te convenzo...NO voy a despegar sin ganas

en contra de la luz de ningún astro,
apaleao,

como lo aspiro,

estoy de horrendas voces y zapatos,
pero

vengo de más lejos

que la imagen que teneis de mí,

vengo de dentro.




Avanzar sin rumbo

hiere la letente pulpa de mi conciencia débil,
la lentitud de ser

no es sino gotas espesas que alimentan por no dañar,
yo no sé si buscarte

en la inmensidad

o dejarme mecer en la voluntad inerte
del mismo hilo

que nos hizo a su mierda de imagen y semejanza,

por miedo del final.


Al cabo reviento

como siempre,

espesamente,

contra el segundero,
me resigno a no encontrar

las miles de llaves de las miles de puertas,
horizontal

espero que deje de quemar la extensa piel

donde te alimentas,
nubla la interminable fila de cadáveres

las líneas del ocaso eterno..........................................................

miércoles, 23 de junio de 2010

El pezón que me alimenta (crisis existencial)


Subo y otra vez subo escaleras,

para de nuevo, entre mis labios, sorber

el dulce pezón de la existencia

pura de mi anciana sed.

lunes, 21 de junio de 2010

Atardece, simplemente

En esta insípida recreación de la vida,
sobre papel mojado,
a un atardecer cualquiera,
aún acaricia, agotado, el sol
algún ápice de verdor sobreactuado.
Nada es lo que aparenta entre las sombras,
cada vez más afiladas,
como intentando rozar con su lengua
la delgada línea.
bailo inmóvil con los árboles,
también heridos,
una canción de ausencia.
todo acoge un brillo azul a mi pupila,
que respira,
profundamente,
la intensa sensación de vacío.
Hace frío,
despojado de la carne,
de todo lo que podía,
por aquel entonces, hacerme llamar
humano.
Quiero volver al útero universal,
al calor primero,
escapar del tembloroso imaginario
que me brinda la realidad
que, ahora recuerdo...
" idiota.. no ha sido hecha para ti"